Candelario

«En Candelario atan a los perros con longanizas»

Declarado «pueblo más bonito de España» en 2015, este reconocimiento no nos extraña a los que lo conocemos de siempre.

Cuando paseas por sus calles te llaman la atención las batipuertas, las regaderas que llevan agua de la sierra hacia las huertas, las fuentes que aparecen en cada rincón del pueblo, las hortensias que decoran los patios y las plazas, las casas chacineras, sus cuestas empedradas y las hermosas vistas a la sierra, gran parte del año nevada. Todas estas peculiaridades arquitectónicas y su buen estado de conservación han hecho que sea declarado Conjunto Histórico-Artístico.

El origen de Candelario se atribuye a una colonia de pastores asturianos que se asentó en el llamado Barrio Somero, hoy desaparecido, que se encontraba a la derecha del inicio del camino de Navacarros (parte alta del pueblo). Después se fue ampliando en torno a la Iglesia y a un lado de ésta, se situó la judería, lo que actualmente se conoce como Barrio de los perros. En la parte baja de la ladera se encontraban la Ermita del Santísimo Cristo del Refugio o el Humilladero (actualmente en la entrada al pueblo). El resto se fue construyendo mucho más tarde, en especial a partir del siglo XVIII cuando se inició la expansión de la industria chacinera.

En los siglo XVIII y XIX hubo un gran desarrollo de esta industria. Esto dio fama y riqueza a este pueblo en el que las empresas familiares producían jamón y embutido que vendían por todo el país, incluso fueron los proveedores oficiales de la Casa Real. Las razones: la cría de ganado vacuno y porcino en las fincas del pueblo, el abundante agua necesaria en las diferentes fases del proceso chacinero y especialmente su clima de montaña, situado en la falda de la sierra a más de 1000 metros de altitud, perfecto para secar el embutido.

El desarrollo de esta industria es el que ha dado al pueblo sus características arquitectónicas más llamativas y ha hecho de él un lugar peculiar. Las casas chacineras en las que elaboraban y secaban el embutido. Las regaderas que recogían agua de la sierra y con la que limpiaban las calles después de la matanza. Las batipuertas, que permitían ventilar los patios e impedían el paso de los animales y la anillas de hierro que conservan algunas en las que el matarife ataba a la res antes de sacrificarla y protegido por la batipuerta.

El 2 de febrero «día de la Candelaria» (fecha en la que terminaba la matanza), el 26 de julio Santa Ana (su patrona), el 1 de mayo (procesión del Cristo del Refugio) o el segundo domingo de agosto en el que se celebra la «boda típica», son fechas en las que podemos ver a los hombres y mujeres de la villa vistiendo los trajes típicos de «candelaria» (ellas) y de «choriceros» (ellos). Trajes originales y muy laboriosos (sobre todo el de ellas) que las gentes de Candelario transmiten de generación en generación.

Paisajes, naturaleza, tradiciones y cultura, gastronomía …. son muchos los atractivos de esta villa que merece la pena conocer.

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